Centro de Estudios Cognitivos
Departamento de Filosofía
Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad de Chile
La diversidad de tópicos y aproximaciones que Clark presenta con erudición y claridad y el análisis crítico que hace de ellos no permiten, a mi juicio, concluir en forma definitiva la necesidad de teorizar acerca de la cognición entendiéndola como esa bolsa de trucos no regimentada regida por las necesidades de supervivencia de los organismos que es el mindware. Tal concepción general de la mente ―a la que por razones que espero se harán manifiestas más adelante no llamaré teoría, sino esquema teórico―resulta plausible porque satisface un conjunto de desiderata. Tales desiderata intentan expresar un consenso respecto de aquellos fenómenos que los investigadores del campo consideran que es deseable que una teoría explique. La formulación de desiderata presupone, por parte del que los formula, que las teorías en oferta o los satisfacen parcialmente o simplemente no logran satisfacerlos. Aparte de un examen crítico de las ofertas teóricas y metodológicas, la propuesta que satisface los desiderata contiene, además, prescripciones metodológicas que, de aplicarse, proporcionarían evidencia confiable para esas hipótesis básicas. En su conjunto la propuesta que satisface los desiderata no es una teoría propiamente tal, sino un esquema teórico provisional que cumple la función de ser una guía unitaria para generar hipótesis y diseñar los procedimientos para recolectar confiablemente evidencia confiable para las mismas.
Aunque similar a lo que usualmente se denomina un programa de investigación, el esquema teórico que satisface los desiderata se diferencia de estos últimos en que el esquema teórico no está dirigido a fortalecer un determinado marco de investigación previamente establecido, sino más bien a proporcionar las directrices teóricas y metodológicas para en última instancia instaurar un nuevo marco que se diferencie en sus aspectos esenciales de los que están en ese momento vigentes en el campo y que el esquema propuesto considera explicativamente insuficientes. La insuficiencia de estos últimos se pone de manifiesto cuando hay una serie de hallazgos o descubrimientos que no pueden ser explicativamente subsumidos por estos. Si bien dichos descubrimientos o hallazgos no pueden ser incorporados al o los marcos vigentes y en virtud de ello sugieren fuertemente que hay problemas con el tipo de investigación que se realiza bajo los supuestos de dichos marcos, se considera que la evidencia que proporcionan estos hallazgos es todavía insuficiente para desechar y reemplazar los marcos tradicionales de inestigación. En la medida en que los hallazgos provienen de disciplinas diferentes y se basan en evidencia proveniente de metodologías también diferentes, no exhiben caracteres unificadores. El esquema teórico que satisface los desiderata propone la eventual unificación teórica y metodológica de dichos hallazgos.
Lo anteriormente dicho se ajusta con la situación que puede observarse en el campo de investigación de la ciencia cognitiva en los últimos diez años o algo así. Todo parece indicar que el marco de investigación de la arquitectura computacional / representacional no es capaz de subsumir los hallazgos empíricos provenientes de la vida artificial, de la cognición como sistema dinámico, de la robótica situada y de la cognición distribuida, entre otras aproximaciones. Todo parece indicar que si bien el marco de investigación conexionista es una buena herramienta de modelación y simulación compatible con las aproximaciones anteriormente mencionadas, es muy similar en algunas orientaciones metodológicas generales con la arquitectura representacional / computacional clásica, por lo que no recogería muchos de los supuestos teóricos y metodológicos subyacentes a los hallazgos de las teorías alternativas. Lo que se requeriría, entonces es avanzar hacia un nuevo marco teórico que subsuma, confiriendo coherencia y unidad a la diversidad de hallazgos que ponen en cuestión el marco de investigación clásico.
Creo conveniente señalar que este no es solamente un problema filosófico o teórico, sino que tiene una incidencia práctica que a la larga es central para el desarrollo de la investigación en ciencia cognitiva. Sostener que hay ciertos hallazgos que hacen sospechar un marco de investigación es erróneo o, en el mejor de los casos, inadecuado no es una razón pragmáticamente suficiente —como bien lo sugiere Quine sobre bases peirceanas— para que una comunidad de investigadores deseche por completo las prácticas de investigación de ese marco. Podría plantearse, entonces, que un esquema teórico unitario que satisfaga los desiderata explicativos que han surgido de un estudio crítico del campo y que ponga de manifiesto, además, los efectos —en términos de costos y beneficios, y no meramente de verdad o falsedad— que tendría el hecho asumir ese esquema directriz en el campo de investigación específico y en los campos de investigación adyacentes, cuenta como un paso pragmáticamente efectivo que puede conducir a un cambio en los hábitos de investigación y, a la larga, en la instauración de un nuevo marco de investigación.
En suma, la estrategia de proponer un número de desiderata que un esquema teórico abarcativo y unitario acerca de ciertas propiedades salientes de la cognición debiera satisfacer para ser explicativamente adecuado es una estrategia que se ha hecho corriente en este último tiempo en ciencia cognitiva, especialmente por parte de los filósofos.[i] Sin ser una estrategia desdeñable, es necesario estar advertido de cuáles son los límites de los esquemas teóricos producidos por su aplicación. En primer lugar, el esquema teórico que satisface los desiderata no es una teoría sometida a los procesos de recolección de evidencia usuales. El esquema se postula sobre la base de una serie de hipótesis más específicas para las que hay un diseño experimental que cuenta con cierta evidencia, aun cuando sea discutible que la evidencia recolectada pueda ser interpretada como apoyo del esquema teórico.
Lo anterior es concordante con la propuesta de Clark. Puede decirse que su propósito es proporcionar al mismo tiempo una concepción general acerca de las múltiples facetas de la cognición que subsuma en forma coherente y unitaria no solo la multiplicidad de teorías de la cognición alternativas al esquema computacional clásico, sino, además, los resultados experimentales y/o formas de modelamiento que han tenido consecuencias relevantes en el campo. De esta forma, el esquema resultante no es solamente una tesis plausible sobre lo que pudiera ser la cognición, sino también una sistematización de estrategias metodológicas que pueden proporcionar evidencia que induzca a pensar que ese cuadro general de la cognición es en algún grado verdadero.
El procedimiento que da forma a los desiderata que el esquema teórico debiera satisfacer si es que pretende ser evaluado como adecuado puede describirse a través de las siguientes fases (debo advertir que no pretendo aquí alcanzar una descripción definitiva ni exhaustiva):
- utilizar como criterio para el establecimiento de dichas propiedades que éstas provengan de ámbitos disciplinarios diversos que han proporcionado hallazgos o argumentos persuasivos o ambos que no son subsumidos por el marco de investigación vigente;
- proporcionar algunas razones convincentes que sensatamente justifiquen por qué es deseable que una teoría explique en forma unitaria el comportamiento de la diversidad de propiedades contenidas en los desiderata;
- articular un esquema de la teoría que satisfaría los desiderata en cuestión;
- establecer si el esquema de teoría propuesto cubre en un grado aceptable evidencia experimental interesante y crucial —i.e., evidencia que es considerada por la comunidad de investigadores como un 'hallazgo' o 'descubrimiento' en las distintas subáreas de la investigación en ciencia cognitiva,[ii] ya que podría provocar modificaciones importantes en el marco teórico hegemónico o conducir a su reemplazo;
- determinar si el esquema teórico puede incluir sin alterar su carácter unitario dichos hallazgos o descubrimientos experimentales de naturaleza diversa;
- determinar si el esquema teórico que se propone subsume explicativamente, al menos en principio, una mayor cantidad de los desiderata formulados que otras teorías o esbozos de teorías en oferta en el campo;
- si la teoría que se propone, cubre más desiderata que otras teorías, entonces la teoría o esbozo de teoría que se propone tendría potencialmente un mayor poder explicativo.
El procedimiento que he descrito más arriba es una buena estrategia de carácter heurístico especialmente cuando se persigue formular un esquema teórico y metodológico suficientemente amplio de modo que cumpla la función de ser una directriz unitaria que no sólo proporcione coherencia a la investigación, sino que también permite, en la medida en que satisfaga los desiderata, evaluar el avance o progreso de la ciencia cognitiva.
(Continúa)
[i] Algunos casos dignos de mención que utilizan este tipo de estrategia son, entre otros, Block 1976,Laurence y Margolis 1999 y Prinz 2004.
[ii] Esto es, investigaciones experimentales pertenecientes a la neurociencia cognitiva, a alguna modalidad de inteligencia artificial, a alguna implementación mecánica interesante de la robótica, a la psicofísica o a alguna modalidad de psicología experimental, entre otras.